Si acudimos al diccionario en busca del significado del término «autoridad», hallamos lo siguiente:
- Poder que gobierna o ejerce el mando, de hecho o de derecho.
- Potestad, facultad, legitimidad.
- Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia.
- Persona que ejerce o posee cualquier clase de autoridad.
En opinión de muchas personas, autoridad es «poder para mandar». Se asocia la autoridad a un determinado cargo, a una elevada posición económica, a una forma de vestir característica, al hecho de elevar la voz, a poseer un temperamento carismático o, como no, a la acumulación de diversas titulaciones académicas.
En nuestra humilde opinión, la autoridad verdadera es dependiente de la capacidad y la integridad.
Poco sirve la capacidad sin la integridad, o sea, la aptitud sin la actitud. Las empresas y organizaciones ya no se conforman con contratar a una persona bien formada, procuran también que su vida interior presente una serie de cualidades imprescindibles para el desarrollo de su tarea y que contribuya a las correctas relaciones con otros miembros del equipo.
Tan importante como la inteligencia o capacidad cognitiva, son las inteligencias emocionales y sociales.
Pero tampoco es útil la integridad por sí sola sin la capacidad o el conocimiento preciso para desempeñar una función.
En resumen: la autoridad verdadera precisa capacidad e integridad.
Foto de Mateus Campos Felipe en Unsplash
Muy interesante el artículo y que gran verdad de lo que dice que para muchos la autoridad es mandar o es una posición.
Pero para los que somos hijos de Dios, nuestra forma de pensar tiene que ser totalmente diferente.
Como nos dice el autor de este post, uno tiene autoridad si tiene Capacidad y tiene Integridad.
Como alguien dijo: “La autoridad no se impone sino que se reconoce”.
Si tenemos algún área de responsabilidad con cierta autoridad, ya sea espiritual o natural, si ponemos todo en nuestro empeño en ser de ejemplos y tratamos de mejorar día a día en aquello que hacemos, vamos a tener autoridad porque la vida y los hechos la respaldarán.