El experto en autoayuda Napoleon Hill decía: «Si no puedes hacer grandes cosas, haz pequeñas cosas a lo grande».

La excelencia consiste en hacer cosas a lo grande, aunque lo que se haga sea pequeño, de hecho, se hace grande a través de obras pequeñas. Es una de esas cualidades que más cuesta conservar, pues una vez empleada para alcanzar un objetivo, enseguida es relegada a un segundo plano (o al olvido).

La excelencia une a las personas, pero la mediocridad las separa. Pongamos el ejemplo del chaval que se esfuerza por ganar el amor de una chica. Emplea todo medio a su alcance para conquistar su corazón: dulzura, amor y detalles excelentes… pero cuando ya obtiene su premio, comienza a disminuir la calidad y frecuencia de los primeros detalles, lo cual motiva el deterioro de la relación o la propia ruptura. Muchos hombres les prometieron un trono a sus futuras esposas, pero tiempo después del matrimonio acabaron confinándolas en las mazmorras.

El escritor y cineasta francés Pierre Dumayet afirmó en tono jocoso: «Las pirámides son el mejor ejemplo de que en todo tiempo y lugar los obreros tienden a trabajar cada vez menos». Muchos dejan atrás la excelencia cuando alcanzan sus metas.

Cuando conquistes tus sueños llegando a donde querías llegar, no abandones la excelencia; ámala y te conducirá a nuevas conquistas. Quien conserve la excelencia, conservará la decencia. Quien valore la decencia, valorará la excelencia.

El riesgo de una excelencia marchita

Un carpintero decidió jubilarse, pues deseaba pasar más tiempo con su familia. Dispuesto a emprender una nueva vida se dirigió a su jefe para comunicarle su decisión. Este, apenado por su marcha, le pidió como un favor personal que lo ayudara a construir una última casa, a lo cual el carpintero accedió. Al ser su último trabajo no puso demasiado empeño en la faena, de modo que aplicó el mínimo esfuerzo y empleó materiales de baja calidad. Concluida la faena el jefe lo acompañó para supervisar el resultado. Entonces, sacando unas llaves de su bolsillo, dijo: «Esta casa que has construido es un regalo sorpresa para ti en agradecimiento por todos estos años de servicio a la empresa. ¡Toma las llaves, la casa es tuya!». Imagina la cara de asombro del carpintero. Aquella casa que había construido con la más absoluta apatía resultó ser el nido donde su familia y él se refugiarían por el resto de sus vidas.

Excelencia lunática

La excelencia de algunas personas se parece mucho a las fases lunares: durante un cierto periodo su excelencia se encuentra en la fase creciente, hasta que alcanza la plenitud y brilla como nunca, pero luego comienza la fase menguante y de nuevo regresan a la mediocridad. Lamentablemente, este ciclo se perpetúa durante años: de la mediocridad a la excelencia, de la excelencia a la mediocridad, de la mediocridad a la excelencia, de la excelencia a la mediocridad…

Para conquistar tus sueños deberás mimar la excelencia hasta el final de tus días. Nunca te canses de hacer el bien, ¡y de hacerlo bien!


Tomado del libro El hombre que rehusó morir antes de tiempo


Foto de Diana Polekhina en Unsplash


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