¿Es lo mismo honradez que integridad?

El diccionario de la RAE define integridad como «el estado de estar completo, no dividido». La integridad engloba los conceptos honradez, rectitud, lealtad, y pureza. Cabe destacar, no obstante, que integridad es mucho más que honradez, y así lo ilustra la siguiente historia.

Una pareja visitó un centro comercial de los Estados Unidos. Tras realizar una compra, la dependienta les devolvió más dinero del que correspondía. Poco después el hombre y la mujer se percataron del error y regresaron al establecimiento para devolver el dinero, pues suponía una cantidad considerable. La mujer se vio tan impresionada con semejante acto de honradez que decidió comunicárselo a su jefe de sección. Este se acercó a la pareja, le explicó que una cámara de televisión había grabado todo y solicitó su permiso para difundirlo. Entonces, tomándolo aparte, el hombre le susurró: —«Por favor, no difunda esas imágenes: estoy casado y la mujer que me acompaña no es mi esposa».

Queda demostrado que se puede ser honrado sin ser íntegro.

La honestidad real —en contraposición con la aparente— se manifiesta en situaciones donde puede darse la deshonestidad. Uno puede creerse íntegro por no haber cometido jamás un acto de deshonestidad, pero ello puede deberse a que nunca se ha enfrentado a una prueba real, es decir, a la posibilidad de ser deshonesto sin ser pillado in fraganti.

En su libro Desarrolle el líder que está en usted, John Maxwell comparte algunas perlas respecto a la integridad:

  • «Cuando tengo integridad, mis palabras y mis obras coinciden. Soy quien soy, no importa donde estoy o con quien estoy».
  • «El secreto para levantarse y no caer es la integridad».
  • «Imagen es lo que la gente piensa que somos. Integridad es lo que realmente somos».

De perdidos, al río

Es fácil hacer del infortunio una excusa «razonable» para abrazar la deshonestidad o para maldecir y dejar a Dios.

  • «¿Por qué he de ser puntual si todos llegan tarde?».
  • «¿Por qué no robar a mi jefe si él me está robando a mí?».
  • «¿Qué hay de malo en criticar a mis compañeros? ¡Ellos lo hacen!».
  • «¿Que no debo intimar con mi amiga? ¡Pero si es más dulce que mi esposa!».

No es fácil mantener la integridad cuando todo alrededor carece de sentido, pero si algo aprendemos de la historia es que aliarse con la maldad tarde o temprano produce frutos envenenados.

El cardiólogo argentino René Gerónimo Favaloro afirmó: «Proceder con honestidad en aras de la dignidad del hombre es el compromiso más trascendente en nuestro corto paso por este mundo». Como decía Séneca: «Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad». 


Artículo tomado del libro El hombre que rehusó morir antes de tiempo

Imagen cortesía de Bruno Kelzer en Unsplash


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