El hombre invisible
¿Quién no ha jugado al hombre invisible cuando era niño? Estar junto a una persona indiferente es lo más parecido que existe a ser el hombre invisible.
En su libro Cómo relacionarse con personas difíciles, Les Parrot escribe: «Los indiferentes son capaces de mirar a través de usted como si fuera una ventana».
La indiferencia es la ausencia del mínimo interés por algo o por alguien. Conviene recordar que nadie está libre de trasmitirla o recibirla. Quien sufre la indiferencia puede también ser víctima de la rabia, el sentimiento de abandono y el dolor que genera la apatía de sus familiares o amigos, aquellos que, lejos de mostrar un afecto natural, se sumergen en sus rutinas.
¿Ignorar o ignorar?
Según la RAE, el verbo ignorar presenta varias acepciones:
- «No saber algo o no tener noticia de ello».
- «No hacer caso de algo o de alguien, o tratarlos como si no merecieran atención».
En determinadas ocasiones la supuesta indiferencia puede deberse al desconocimiento de nuestra situación —enfermedad, escasez, soledad, etc.—. No existe una mala intención, sino una escasa o nula información. En otras, tal y como sucedió con José, puede tratarse de una indiferencia premeditada y cruel. Como en otras circunstancias adversas, el daño final no vendrá causado por la apatía ejercida, sino por la reacción ulterior. Piensa que un Dios justo jamás depositaría tu felicidad en manos ajenas. Es tu reacción la que te arrastra hacia la cueva de la depresión, o la que te aleja de ella. Una pésima reacción es peor que una mala acción.
El desapego puede manifestarse de muchas maneras, pero se puede vencer haciendo uso de la gracia divina, su fuerza en la flaqueza. Ella protegerá tu corazón de toda amargura, rencor y deseo de venganza.
Ser olvidado o degradado no debería hacerte sentir desgraciado. Si cuidas tu reacción, vencerás la aflicción. Cuando alguien te degrada habrás de escoger entre abrazar la gracia o intimar con la desgracia. Si posees una sólida seguridad interior, toda amenaza externa resultará infructuosa.
Si deseas conquistar tus sueños habrás de erradicar todo sentimiento negativo que se presente cuando eres tratado con frialdad. Ante la indiferencia, tú puedes marcar la diferencia.
Tomado del libro El hombre que rehusó morir antes de tiempo
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