El escritor norteamericano Phillips Brooks decía que «la grandeza de una persona se puede manifestar en los grandes momentos, pero se forma en los instantes cotidianos». La conocida presentadora de televisión estadounidense Oprah Winfrey afirmó: «Hacer lo mejor posible en este momento nos deja en la mejor posición para el siguiente momento».

Dios ideó levantar como juez a un varón esforzado y valiente llamado Gedeón. ¿Quién en su sano juicio se uniría a un vago o a un cobarde a la hora de comenzar un proyecto de gran envergadura? Dios llama a su lado a quienes dominan el arte del esfuerzo y la valentía, pues ambas cualidades son imperativas en la vida de un perseguidor de sueños.

La juventud es una bendición y nunca debiera ser una excusa para vivir al abrigo de la pereza o la irresponsabilidad. La vitalidad y pasión presentes a esa edad, sujetas a los dictados de un correcto sentido del deber, constituyen un tándem prometedor. Una mente ociosa puede convertirse en una bomba de relojería. Quien no trabaja y se esfuerza difícilmente alcanzará sus sueños. «Quien no sirve, no sirve».

Desear y actuar

Soñar es el principio, es como un deseo ardiente, pero solo es eso, un deseo. Muchas personas nunca logran desarrollar algo significativo, porque tras la toma de la decisión correcta, fallan en la posterior puesta en marcha y administración de esta. ¿Cuántas personas conoces que desean apuntarse al gimnasio al comienzo del año? Esa es una buena decisión, pero ¿cuántas se inscriben en el gimnasio? ¿Cuántas llegan a asistir regularmente al gimnasio?

En el marketing se emplea el acróstico A.I.D.A. «Atención, Interés, Deseo, Acción». De poco sirve que un sueño atraiga tu interés si luego no te movilizas en pos de él. Si un estímulo capta tu atención, estimula tu intención e impulsa tu deseo, pero no actúas, nada ocurrirá. La Biblia menciona este tema.

«Los perezosos ambicionan mucho y obtienen poco, pero los que trabajan con esmero prosperarán» (Proverbios 13:4).

«Al que es perezoso hasta comer le cuesta trabajo» (Proverbios 19:24 TLA).

«El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero» (2 Timoteo 2:6 RVR 1960). No suele darse el beneficio sin sacrificio ni la cosecha sin siembra.

En el Salmo 101:6 (DHH) leemos: «Pondré mis ojos en los hombres leales, para que vivan junto a mí; solo estará a mi servicio el que lleve una vida recta».

¿Qué organización no demanda fidelidad y lealtad como características integrantes del carácter de sus trabajadores?

¿Qué directivo que valore su empresa se atrevería a contratar a un vago y aún menos mantenerlo fijo en su plantilla?

Liderazgo y servicio

Por medio del servicio logras familiarizarte con la obediencia, la perseverancia, la fidelidad, el esfuerzo y la mayordomía; valores que han de ser bien administrados para que puedan generar frutos. El servicio requiere esfuerzo y valentía, y la importancia de este se halla patente en las enseñanzas y costumbres de Jesús, quien afirmó no haber venido para ser servido, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos (Mateo 20:28). Por medio de su ejemplo desafió a los discípulos a convertirse en siervos. Liderazgo y servicio no son incompatibles, sino complementarios. Cuanto más alta sea tu influencia, más alto debe ser tu espíritu de servicio y humildad. A mayor categoría, mayor empatía.

Vuélvete un experto en servicio y generosidad. Dondequiera que se halle tu posición o función procura ser un ejemplo sirviendo a tu comunidad —aunque otros no lo hagan—. Algunos individuos (llamados siervos), lejos de servir, se sirven de los demás. En vez de ganar su pan con el sudor de su frente, lo hacen con el sudor del de enfrente.

Cada nuevo día te ofrece numerosas ocasiones para ejercer pequeños actos de servicio que representan grandes muestras de amor.

Para dar forma al sueño de la creación, Dios trabajó seis días y descansó uno. Algunas personas pretenden tener éxito trabajando un día y descansando seis. Dios busca depositar sueños sobre personas trabajadoras y esforzadas, tierra fértil donde sembrar.

El hogar, la escuela o la empresa, representan buenos lugares donde tu verdadero carácter sale a relucir. Allí son probadas tus actitudes y aptitudes

El azar no ayuda a que conquistes tus sueños; confiar en la suerte es como pretender caminar sobre las nubes. Si lees la palabra azar al revés descubrirás lo que precisas para obtener la victoria: raza (valor, empuje, valentía). John Maxwell escribe: «Si para lograr tus sueños estás dependiendo de la suerte, buena suerte». Es muy posible que tus sueños terminen en muerte cuando confías en la suerte.

Muchas personas no quieren servir, pues creen que para triunfar en la vida han de ser los primeros, quienes son servidos; pero la historia del joven José, contenida en el libro de Génesis, muestra que no fue primero en nada. Presta atención a su currículo:

  • Siervo de su padre.
  • Siervo de sus hermanos.
  • Siervo de Potifar.
  • Siervo del carcelero.
  • Siervo de Faraón.
  • Colocado por Faraón en su segundo carro.

¿Qué opinión te merece el historial de José? Muchos lo tildarían de segundón, pero desde esa posición recibió honores de primer ministro. El libro de los libros, la Biblia, muestra que Jesús fue alzado por bajarse y el diablo bajado por alzarse. ¿A quién deseas parecerte?

Bill Gates afirmó en cierta ocasión: «Dedicarse a llevar pizzas no te quita dignidad. Tus abuelos lo llamaban de otra forma: “oportunidad”». Para conquistar tus sueños necesitas aprender a servir, y que mejor lugar para comenzar que tu propio hogar.

Artículo extraído del libro El hombre que rehusó morir antes de tiempo


Imagen cortesía de mostafa meraji en Unsplash


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