Existe un dicho conocido por muchos y tenido en cuenta por pocos: «Lo barato puede salir caro».
Un gran número de sucesos —catalogados como accidentes— son el resultado del descuido, la falta de inversión, o la malversación. Existen muchos ejemplos. Tal es el caso de la persona que instala en su vehículo unos neumáticos de dudosa calidad, aunque más económicos, de los directivos de una compañía que deciden ahorrar costes en materia de seguridad, o de la constructora que utiliza materiales de poca calidad para incrementar su margen de beneficios. En el ámbito doméstico podríamos poner como ejemplo al dueño de una casa que emplea materiales baratos y de mala calidad, y luego se queja cuando las humedades y las enfermedades derivadas de estas hacen su aparición.
Todos podemos edificar buenas vidas
Tal vez no cuentes con los recursos necesarios para adquirir el mejor coche, pero la buena noticia es que todos podemos pagar el precio que exige el edificar una vida exitosa. Con todo, son miles los que invierten poco esfuerzo en sus acciones y hábitos diarios. Esa es la razón por la que experimentan la ruina mental, emocional, familiar, social, espiritual y financiera.
La Biblia enseña que algunas personas toman malas decisiones y, ante sus malas cosechas, se vuelven contra Dios, responsabilizándolo por sus desgracias. Bien fue dicho que el sentido común es el menos común de los sentidos.
«La necedad del hombre le hace perder el rumbo, y para colmo su corazón se irrita contra el Señor». Proverbios 19:3 NVI.
Cuánto se parecen las tragedias de las vías a las tragedias de las vidas. Tenidas por accidentes, resultan incidentes producidos por malas decisiones o escasas inversiones. No invertir lo suficiente en uno mismo, en el cónyuge, en los hijos, en la familia, en la salud, en la amistad, en Dios… invoca a la catástrofe.
Fuiste dotado de libre albedrío; tú decides si construirás una vida con esfuerzo o serás de los que toman atajos. Recuerda las palabras iniciales: «Lo barato puede salir caro».
Foto de Tierra Mallorca en Unsplash
en ocasiones lo barato sale caro :
en nuestra vida debemos pagar un precio .
debemos hacer un hábito diario en pasar tiempo con Dios
y así nos guía y sabremos tomar buenas
Gracias por tu comentario, Elizabeth.
¡Qué buena reflexión!
“Lo barato sale caro” y que importante es saber invertir en aquellas cosas que perdurarán.
Pasar tiempo con la familia, tiempo con los que quieres, tiempo para reír y a veces para llorar, pero sobre todo, tiempo con Dios, que está siempre dispuesto para bendecirnos. (Jeremías 29:11)
Invertir bien y no ser escaso, porque más temprano que tarde, veremos el resultado.
Gracias Miguel Ángel por siempre bendecirnos con tus artículos.
Gracias a ti, Israel.