«Cuando no hay buen guía, la gente tropieza; La seguridad depende de los muchos consejeros» (Proverbios 11:14 RVC).
Todos precisamos orientación
Podríamos definir el concepto orientación como «gente experimentada y correcta guiando a gente menos experimentada».
Todos necesitamos consejo, porque todos tenemos áreas ciegas. Nadie se libra de su necesidad de orientación, ¡nadie! Necesitamos consejos como necesitamos comer, beber y respirar. Nadie puede vivir sin ser orientado.
La orientación provee las herramientas precisas para vencer las inevitables batallas de la vida. Todos necesitamos orientación porque, en alguna ocasión, todos experimentamos confusión.
Jesús habló de «ciegos guías de ciegos» (Mateo 15:14), y en Mateo 11:29 mencionó tres asuntos bien interesantes:
- El yugo. Alguien con nosotros.
- La enseñanza. Alguien sobre nosotros.
- El descanso. Alguien en nosotros. Las enseñanzas de Jesús guardadas en el corazón y la mente producen descanso. He aquí el verso completo: «Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma» (Mateo 11:29 NTV).
Cada cual escoge su camino y recoge sus consecuencias. O ciegos o sabios. El camino de la rebelión o la senda de la instrucción.
Aunque Naamán dirigía (ver 2 Reyes 5), aprendió a escuchar y ser dirigido. El peligro es que, junto a la autoridad, crezca la vanidad, la cual nos impide escuchar.
Los de tu propia casa
Los mejores orientadores podrían estar en tu propia casa, ¡no los menosprecies!
- Podrían ser tus padres.
- Podrán ser tus hermanos.
- Podría ser tu cónyuge.
- Podrían ser tus hijos.
Muchos individuos invierten grandes sumas de dinero en cursos con famosos coachees con el fin de recibir orientación, pero ni siquiera prestan atención a lo que sus seres queridos les sugieren. Olvidan que son los de su casa quienes más los aman. La gente que nos ama, con facilidad y regularidad nos ofenderán, porque suelen decirnos las verdades que preferimos no oír.
Si deseas crecer, procura aprender. El hogar es un buen lugar, la mejor escuela.
Los hijos necesitan aprender, ¡y los padres también! Los hijos deben madurar, ¡y los padres también! Tal vez los hijos más pequeños no tengan demasiada sabiduría, pero si algo no les falta es integridad y coherencia. La integridad es lo que muchos adultos perdieron a medida que se alejaban de la infancia. Por tanto, escuchemos a nuestros hijos. Yo diría que muchos pequeños son más adultos mental y emocionalmente que sus propios padres.
El peligro de la arrogancia
La arrogancia, con su negación del error, es un camino hacia el dolor.
Acepta la orientación sabia y oportuna… «Así no tendrás que llorar al final, cuando tu carne y tu cuerpo se consuman, ni dirás: ¡Cómo pude rechazar los consejos! ¡Cómo pudo mi corazón despreciar la reprensión! ¡No oí la voz de los que me instruían, ni presté oído a los que me enseñaban!» (Proverbios 5:11-13 RVC).
Tomado de Naamán. Una historia del siglo XXI
Foto de Jametlene Reskp en Unsplash